Una mariposa se enamoró
de un marinero y lo persiguió.
Lo esperó a la puerta del hotel
y muy contenta se fue con él.
En la gorra blanca se le posó
y al barco blanco tras él subió.
A la chimenea voló después
mirando el mar por primera vez.
Todo el amor de su vida de un día
prodigó con alegría.
Y cantaba así: Marinero de frente,
aunque no me mire, es amor presente.
Al atardecer, al hundirse el sol,