I)
¡Ay! Corazón qué me has hecho
siempre volando tan lejos
siempre a pesar de lo incierto
insistiendo en volar.
Sé que la palabra nunca, nunca detuvo ese vuelo.
Ni apaciguó tus desvelos por la libertad
I)
Los dos sabemos que el tiempo ha pasado
que a mí me quedan los sueños soñados
que a vos te quedan los versos que escribo
por verte volar.
No me arrepiento de haberte escuchado
ni de dejarte vivir desbocado
y te agradezco las alas prestadas
y el modo de amar.
INTERMEDIO: Como la Introducción
no cambies jamás.