Con la aureola de diosa, que envuelve tu imagen,
como una mantilla,
con tu porte de reina, tus ojos divinos,
tu boquita en flor,
con las formas graciosas que enmarcan tu cuerpo,
flor de maravilla,
despertaste en mi vida las ansias dormidas
de mi sed de amor.
Y allí en el firmamento bordado en mis ensueños,
un nuevo paraíso formé,
adornado de estrellas, de luna y de rosas
y flores de azahar,
que esperan que tan sólo decidas las dicha
de poder adorarte,
como se adora un ángel y se venera a Dios, a Dios,
como se adora un ángel, así te adoro yo.