Antiguo reloj de cobre que vas marcando el tiempo
los pasajes de mi vida que me llenan de emoción.
Fuiste orgullo de mi viejo,
te lucía en su cadena como un cacho de su vida
pegado al corazón.
Cuantas veces calmó el llanto de consentido purrete,
mi vieja como un juguete, decía prestárselo
y mientras él murmuraba, mi vieja se sonreía,
y contento me dormí jugando con el reloj.
Hoy ya pasaron los años, se me fue blanqueando el pelo,
el rebenque de la vida me ha golpeado sin cesar.
Y en el banco prestamista he llegado a formar fila
esperando que en la lista me llamaran a cobrar.
Perdóname, viejo, si de vos me olvido,
sé que lo has querido tanto como yo.
Sé que desde el cielo me estás campaneando,
y que estás llorando como lloro yo."
Cuatro pesos sucios por esa reliquia,
venganza del mundo taimado y traidor.
Me mordí fuerte las manos, el dinero me quemaba
y mientras que blasfemaba a la calle enderecé;
y A A imagen de mi madre vi que me compadecía
y llorando me decía: "El viejo te perdonó".