Dios tuvo un día, carne de tu carne
y por sus venas tu sangre circuló
había en su mirada, un algo de tus ojos
y con tu amor también amó su corazón.
Algo de ti, en Dios había,
tu mirada el heredó
heredó tu sonrisa, tu semblante y tus gestos
de tu piel tuvo el mismo color.
Tú le enseñaste los primeros pasos
al que fue senda para la humanidad
las primeras palabras, aprendió de tu boca
aquel que al mundo dio palabras de verdad.