Cuando yo tenía dieciocho
quería volver a los diecisiete.
Me perdía en mí hasta que tus ojos
en mi soledad vieron un puente,
y viniste a él y él era mis ojos
que se abrieron y cruzaste.
Yo era un mundo recién descubierto
y conquistado por tu alegría.
Algo a ti me enviaba de regreso
y tu ser a mi algo lo traía.
Ddonde nos fuimos también nuestros ojos
sin preverlo nuevamente se cruzaron.
Todo lo que sueño al caminar
estaría incompleto sin tu cariño.
Se me parte el cielo a la mitad,
quema mi camino sin tus besos.
Si me dejas, yo me enfermo.
Tanto conversamos y anduvimos,
yo te di una flor que tuve que sepultar.
Así como cuidas de ti mismo,
me dijiste, toda vida debes cuidar.
Y mi corazón, de asombro en asombro,
se entregaba sin remedio.
Todo lo que sueño al caminar
estaría incompleto sin tu cariño.
De a de veras enloquezco si te fueras.
Fuimos y vinimos por el tiempo
hasta que una noche que es mi pan y mi verdad,
la distancia rota en tierno beso
nos cosió a los dos a la misma estrella.
Y anduvimos juntos la mar y el polvo,
pero ahora, ¿Qué nos pasa?
Caímos en las trampas del rumbo,
lastimados por su afán del bien hace el mal.
Pero se puede salvar el mundo
plantando árboles, con tanto amor se ha de salvar.
Y saldría hacia ti mientras a mi vienes.
Y nuestros ojos, nuestras risas, nuestras manos.
Volverán el sueño a caminar
y estaré completo con tu cariño.
Solo quiero otra oportunidad,
ir en tu camino hasta los huesos,
con mis labios en tu beso.
Solo quiero volver a cruzar
el puente prístino de nuestros ojos,
y llevarte al alba y despertar
de nuevo el coloso de nuestro idilio.
Es mi causa, es mi rezo.
Es mi causa, es mi casa, hasta los huesos.