Una vela bajo el mundo. Una y me pongo a reír.
Si este discurso no alcanza basta pa poder dormir.
Una sonrisa constante. Una para perseguir.
Esta es la plata divina donde aprendí a mentir.
Miles de años iba a esperar,
pero mejor me siento a escuchar.
Que todo pasa en cada casa,
no nos va muy bien.
No sé que me pasa en casa,
yo ya espero el tren.
Y el tiempo va a arreglar todo lo que deje atrás.
Pero cuando cante al mar, sé que me vas a escuchar.
Siento el viento dentro.
Siento, el viento sur.
Una reina de cristal vuelve su rostro hacia mí.
Noches de insomnio sin tregua, hay una ardor en su voz.
Nunca detengo mis pasos. Vasos para otro color.
Cuelgo esta idea borracha en la noche que no tiene fin.