Eres tan subyugante, que basta contemplarte
para sentir que mi alma, en ti quisiera estar,
igual que una ave herida, errante de su nido,
que en su postrer suspiro, hacia él quiere llegar.
Deja que mis clamores entrañen tu cariño
con tus ojos redentores, amparen mi camino,
con tu mirar ansío, se bañe mi esperanza,
regada en el rocío de mi ferviente amor.