Quiero que dejes un beso de amor, sobre la almohada, y, no me
digas nada, si es que tienes que partir,
deja del perfume sutil, que brota de tu pelo, para que en mi
desvelo, yo te evoque en mi sufrir;
y si piensas volver algún día, tampoco me lo digas, porque
me mataría la desesperación.
Sólo quiero que dejes un beso de amor, sobre la almohada, y, no me
digas nada, si es que tienes que partir.