Suena el preludio de un canto
Entre las cuerdas dormidas,
Cuerdas que vibran heridas
Como por gotas de llanto.
Si entonces cruza a lo lejos
Galopando sobre el llano
Solitario, algún paisano,
Siente indecibles quebrantos,
Y, alzando en vez de sus cantos
Una oración de ternura,
El alma del viejo Santos.
Yo, que en la tierra he nacido
Donde ese genio ha cantado,
Y el pampero he respirado
Que al payador ha nutrido,
Beso este suelo querido
Que a mis caricias se entrega
Mientras de orgullo me anega
La convicción de que es mía
La patria de Echeverría,
La tierra de Santos Vega.