Te apoyas en el coche, te pones la falda derecha.
En el olivar es de noche, hija de santateresa.
Con los pies por delante, en el salpicadero,
te apoyas en el coche, te pones la falda derecha.
Me zampo los poemas cuando haces que escoja
y das las milhojas.
Atrás con las medias tintas bajo el cielo de tu boca,
yendo y viniendo por las ramas, me tiro porque me toca.
Te muerdes la lengua y me pones perdido
cuando las llamas.
Con el rocío mi niña,
con el rocío mi niña,
con el rocío mi niña,
así te ahogue el dueño del terreno.
Y probé fortuna y acabé con los maletillas
que tras los troncos se figuran en el burladero.
Con el rocío mi niña,
así te ahogue el dueño del terreno
y saque el hacha mientras el bicho se despacha
y le da leña al fuego.