Como un canto levanta la noche
añoranzas que vienen y van,
encendiendo el violín de los grillos
junto al cerco de la soledad.
Y la luna en el lomo del río
Salavina, ¡Ay! Salavina
quisiera verte otra vez
ser el chango que allá en los bañados
se mojaba contento los pies.
Cuando el sol con su magia ya deja