Venía del monte trayendo en su pelo
el silbo del viento y el sueño del sol,
traía en sus manos prendido un lucero
que ardía el camino de su corazón.
Yo estuve con ella en aquel agosto
cantor guitarrero que amó el camoatí,
nos vieron las plantas del monte sombrío
y aquel canto mío la hizo feliz.
II
Rosita de agosto te siento en el alma
la voz de la noche me invita a pensar
quisiera encontrarte pisando el olvido
y querernos como antes, que felicidad.
Recitado