Abro a la puerta y veo las cosas,
que nunca creí una mañana de espinas,
nunca pensé que fueras adivina.
Antes me emocionaba fácilmente,
ahora el vidrio se viste de humo,
allí van las chicas vestidas de fiesta,
viviste diez años en otro planeta.
Cuántas cosas cambié por tu nombre,
cuántas luces se llevó el olvido,
cuántas guerras y amores podridos.
Y yo como siempre inmune al hechizo,
el cielo celeste, ni Cristo me quiso,
mirando al cielo, el cielo celeste,
las aves vuelan cueste lo que cueste.
Quizás ya no haya nada por hacer,
lo que está muerto se ha muerto, ya ves,
yo creía que todo era eterno,
te saludo ya es otro tiempo.