dueña de mi sueño juvenil,
la que pregonando flores
un día de abril,
recuerdo por las calles de París.
Una rosa roja para usted,
roja como el ansia de querer,
Un cariño y un clavel
para el ojal, para el querer.
El clavel es de ilusión,
mi corazón rojo punzó.
Y la tarde fue muriendo,
y el pregón me va siguiendo
Un cariñito y un clavel,
sólo el clavel, lo que quedó.
Princesita rubia de marfil,
dónde fue tu risa tan sutil,