Exulten los coros de los ángeles,
exulten los ministros de Dios,
y que suenen las trompetas de victoria
por el triunfo de Jesús nuestro Señor.
Que se alegre y se goce esta fiesta,
inundada de tanta claridad,
que se sienta libre de la oscuridad
porque las tinieblas El venció.
GLORIA, GLORIA, GLORIA, GLORIA,
GLORIA, GLORIA, GLORIA, GLORIA.
La Iglesia también se alegrará,