Oigo una voz interior
que me impulsa a volar.
Siento la necesidad de explorar
y de actuar.
Los mares de libertad
me permiten oírte, buscarte, encontrarte, entregarme
bajo apellido de humanidad
el mundo entero tiene sed de solidaridad.
Decido dedicar mi vida a verte sonreír,
a ver el brillo en tus ojos,
a curar tus heridas y contigo escribir.
Decido dedicar mi vida a ser feliz
mi altruista no existe, y es que este es el aire
que quiero para vivir.
Pisemos todos la misma tierra,
comamos todos del mismo pan.
Yo te enseñaré mi guitarra,
tú me enseñarás a bailar.
Viviendo bajo la misma lluvia
y el arco iris entre los dos.
Quiero regalar mi existencia
que vuele entre tú y yo.
Buscando en mi caminar
latidos de calidad,
pidiendo al viento que va
que me deje acompañar.
La extraña contradicción
que abandona tu historia, tus gentes,
raíces que envuelven
y nuevas formas de amar,
no es necesario misma madre para una hermandad.
Decido dedicar mi vida a verte sonreír,
a ver el brillo en tus ojos,
a curar tus heridas y contigo escribir.
Decido dedicar mi vida a ser feliz
mi altruista no existe, y es que este es el aire
que quiero para vivir.
Norte, sur, este, oeste
o el lugar donde te encuentres,
seas asiático o europeo,
africano, americano,
y a mí qué más me da si la sangre es del mismo color.
Blanco o negro, alto o bajo,
seas de Oriente o de Occidente,
queme el sol o que me nive,
y a mí qué más me da si la sangre es del mismo color.
Seas de izquierdas o derechas,
vistas pija o vistas heavy,
un moderno clasicón,
y a mí qué más me da si la sangre es del mismo color.
Un anciano o un bebé,
creas en Alá o Yaveh,
tengas o no tengas fe,
y a mí qué más me da si la sangre es del mismo color.
Pisemos todos la misma tierra,
comamos todos del mismo pan.
Yo te enseñaré mi guitarra,
tú me enseñarás a bailar.
Viviendo bajo la misma lluvia
y el arco iris entre los dos.
Quiero regalar mi existencia
que vuele entre tú y yo.