Como blancas mariposas, a posar en tu frente vienen,
y te dan besos de niño columpiandose en tus sienes.
Mis manos te pueden decir cosas que calla mi boca.
Mis manos, cisnes de marfil, rielando en tu noche loca.
En las playas de tu vientre son dos muñones anclados,
En la selva de tu venus son una medusa hiriente,
con lenguas de cien venenos, cabellos iridiscentes.