Eres tan hermosa luz de la mañana,
que en mi canto lleno de melancolía,
busca la florida paz de tu ventana,
para sollozarte confidencias mías.
Yo te quiero diosa, yo te adoro mía,
yo por ti arrancara piedras con las manos
y si ambicionaras, yo te brindaría
diamantes robados, de un país lejano.
Lailarirora, lailarirora, lailarirora.
Para que algún día,
mis palabras mías,
te murmuren mía,
solamente mía.
INTRO
Todos mis cantares, toda mi ternura,
todos mis afanes, toda mi alegría,
si es que tu quisieras, ante tu hermosura,
como unos esclavos, se arrodillarían.
Porque son tus ojos, la luz de mis días,
para ti va toda mi canción sufriente
y aunque falta en ella la dulce armonía,
siente en ella el aura, de mi amor ardiente.
Lailarirora, lailarirora, lailarirora.
Para que algún día,
mis palabras mías,
te murmuren mía,
solamente mía.