Mi niñez que ya es pasado entre peleas y regaños
compañía en mi atardecer, mi hermano,
juntos hemos pasado de los juegos a los llantos
y a los brazos de las hembras que juntos hemos amado.
Tú y tu mirar me han enseñado
tu corazón de enamorado
yo te he cantado, yo te he cantado
mis alegrías, mis desengaños,
con tu mirar, me has consolado.
La soledad se ha alimentado
en nuestras mesas y en nuestros vasos
y mil manjares ha devorado,
y peleando nos acostamos
y discutiendo nos levantamos,
y tantos besos ya tan olvidados
en nuestras frentes y en nuestros párpados
y de alegría tengo un armario
y de recuerdos todos mis años
y de regaños, compañero, mi hermano.