Allá bajito, muy lejos,
tras las colinas del Tuyutí,
un correntino de rodillas
ante la Virgen cantaba así,
con cierta voz lastimera
las tristes notas que canto aquí
¡Ay!, ¡Ay!, ¡Ay! pobre cambá,
estará llorando a gritos
como en el rancho llora el yaguá.
¡Ay!, ¡Ay!, ¡Ay! por la Itatí
me voy a jugar la vida
para salvar mi cuñataí
Era una noche de invierno
La vieja bruja del pago
la misma noche me lo decía