Con la diabla en las ancas Mandinga llegó,
azufrando la noche lunar.
Desmontó del caballo y el baile empezó,
con la cola marcando el compás.
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Socavón donde el alma muere al salir,
Salamanca del cerro natal,
y en las noches de luna se puede sentir
a Mandinga y los diablos cantar.
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