Todo comenzó un viernes por la noche,
Tu espalda y el cabello resaltaban -con tu escote-
Tu vestido rojo me alborota el pensamiento,
sentada en ese bar eras todo un monumento.
Yo decidí acercarme con dos tragos en la mano,
Le dije: mucho gusto mi nombre es Santiago.
No les quiero contar lo que paso en veinte minutos
pues yo quedaría como el propio perro inmundo.
Ay mujer
Que rica panochita
Asómbrense
que después de aquella noche
No me pude separar de la mujer con el escote
Es de carne
huele a pollo
Sabe a pescado
Que bolas con ella me he casado
Ay mujer
que rica panochita
Después de quince años es
que me excita