Cuándo canta la otra guitarra,
la de cuerda oxidada,
la que está en el desván.
La que apenas ayer sin motivo
se vio abandonada a su soledad.
La que canta sin tregua al amor, a la guerra,
al dolor y a la paz.
La que no se cohíbe por la moda ni el cine
o por el Capital.
Cuándo canta la otra guitarra,
la que se desangraba a cada canción.
Esa que disparaba en sus notas
canto al pueblo, al trabajo y a la Revolución.
La que canta sin miedo las penas del obrero
y el clamor de su voz.
La que no se resigna a darse por vencida
o a rendirse al temor.
Cuándo canta la otra guitarra,
aquella que no entiende que el tiempo pasó.
Esa que no le aplaude cualquiera,
ni sale en revistas, ni en televisión.
La que no sólo vino a venderse en masivo
por metal sin valor.
La que siempre, qué bueno, seguirá con su vuelo,