La cigüeña que distribuía los niños
iba tan cargada esa madrugada que no logró tener un respiro.
Extenuada, se equivocó de manzana
y en tu chimenea dejó al pequeño que hacía unos años ya no esperabas.
(II)
Ella más de una vez confundió el camino,
no me digas que son cosas del destino.
Voy buscando en los niños tus ojos verdes,
al final de mi calle tal vez lo encuentre.
(Estrib.)
Todos los caminos van hacia el mismo lugar,
lo sabrás cuando te falte poco por llegar.
(I)