Joaquin Sabandija montó un circo ambulante,
con enanos siameses y hasta un hombre elefante,
a todos los friks del mundo juntó,
incluso a un tertuliano del Sánchez Dragó.
Y amasó dinero en cantidades enormes,
Y reían los niños, y reía el mayor,
Los intelectuales y hasta el gobernador,
Y riendo olvidaron lo que dijo el señor,
Y es que quien ríe el último ríe mejor.
Pasaron los años, Joaquin se hizo importante,