Desde la antigua Lima, ciudad de los Virreyes,
la dulce marinera se dispuso a viajar.
Rumbió sus carabelas al sur de sus dominios, I
y entre pañuelos blancos llegó a Viña del Mar. I
Rodaron las semillas por los surcos abiertos
Pero la marinera, andariega incansable,
cruzando las montañas, dejó lejos el mar,
y floreció en los bombos para llamarse zamba, I
bajo los cielos claros del bello Tucumán. I
INTERMEDIO: Como la Introducción.