Como buen guerrero,
para ser sincero,
cuando el cielo está tan azul,
niego que la quiero
y que la echo de menos
y que sueño con su luz.
Y soñar que acaricio su pelo,
que su boca me vuelve a buscar,
que el ayer no se fue entre los dedos,
y que hoy sin avisar
se ha vuelto a presentar.
Como buen guerrero,
que me importa un bledo
todo lo que no sea luchar
contra el enemigo
que vive conmigo,
hasta hacerle claudicar.
Y al compás que se mueven las olas,
ir bailando hasta el amanecer
y apurar hasta la última gota,
por si acaso, después,
nunca te vuelvo a ver.
Vente a esta orilla,
que hay marejadilla,
mi amor,
que con el ruido del agua
me sale mejor.
Iba oyéndole, iba oyéndole,
iba dándole, iba dándole,
iba oyéndole, iba oyendo el ruido del mar.
Iba estándome, iba estándome,
iba haciéndole, iba haciéndole,
iba estándome, no dejando al tiempo pasar.
Puede que ni me siente bien
ni me sirva de consuelo,
saber que nunca va a volver
y que solo ha sido un sueño.
Del desfiladero,
no os voy a dejar pasar.
A este matadero,
no hemos venido a mirar.
Como buen guerrero,
puedo dar la talla;
puedo darlo todo,
pues doy todo por perdido.
En cada batalla.
Y nunca me he rendido,
porque si la pierdo,
¿para qué quiero estar vivo?
Como buen guerrero,
solo tengo miedo
a que sus ojos dejen
de mirar a ver si puedo
llegar al Olimpo
y robar el fuego.
Yo no robé del Olimpo
este fuego, mi amor,
fue del infierno,
este invierno,
buscando calor.
Sigue ardiéndome, sigue ardiéndome,
crepitándome, crepitándome,
sigue ardiéndome, sí, dentro del corazón.
Sigue estándome, tú, sigue estándome,
sigue haciéndome, tú, sigue haciéndome,
sigue estándome, sí, dentro del corazón.
Puede que ni me siente bien
ni me sirva de consuelo,
saber que nunca va a volver
y que solo ha sido un sueño.
Del desfiladero,
no os voy a dejar pasar.
Como buen guerrero,
aquí me pienso plantar.
Opnuevo.