Por la calles de Madrid
bajo la luz de la luna,
de Cascorro a Chamberí,
pasa rondando la tuna.
Su alegría y buen humor
son en la noche abrileña
como un requiebro de amor (de amor, de amor)
a la mujer madrileña.
Y asómate, asómate al balcón
carita de azucena,
y así verás que pongo en mi canción
suspiros de verbena.
Adórnate ciñéndote un mantón
de la China, la China,
asómate, asómate al balcón
a ver la estudiantina.
Clavelitos rebonitos del jardín de mi Madrid,
madrileña no nos plantes
porque somos estudiantes,
Y asómate, asómate al balcón
carita de azucena,
y así verás que pongo en mi canción
suspiros de verbena.
Adórnate ciñéndote un mantón
de la China, la China,
asómate, asómate al balcón
a ver la estudiantina.