Cuando ya se me olvide habré olvidado, viviré adormecida, liberada,
no ansiaré una respuesta, pues no habré preguntado, no habré de perdonar
ni habré ofendido.
Extrañaré la rumia de mis sueños, y la dulce molienda y la esperanza,
ese constante ser un alguien de algo, ese afán de castillos en el aire.
Extrañaré la rumia de mis sueños, y la dulce molienda y la esperanza,
ese constante ser un alguien de algo, ese afán de castillos en el aire,
ese arar en el mar de los ensueños, ese eterno soñar, la adolescencia.