Ahora que tengo más años siento que he perdido mucho,
no es sólo por lo que lucho sino por lo que me queda.
Que toda la vida fuera lo que veo y lo que escucho,
la tinta de mi cartucho mis palabras escribiera,
ahorrándome la pelea de luchar por lo que lucho.
Que qué colmo, que no escucho, que el tono es mucho aunque no hiera.
Ya no vale ser sincera aunque se sepa que no es justo
apoyar lo de mal gusto siendo poco el que se esmera
a cargar con la bandera de lo que decían los cuchos.
te complace en un segundo y al final se te voltea.
La bondad que alcagüetea hasta al más cruel vagabundo,
lo lleva hasta lo profundo por más bajo que eso sea,
castigando al que no crea que somos todos o ninguno.
Así piense que no es justo y me ahogue en la quimera,
nunca se lo que me espera así busque en lo profundo,
acabar con la pelea de luchar por lo que lucho.
Esa es nuestra realidad, la de hallar y sacar fruto
de lo que no es absoluto por más que así nos parezca.
Imitamos la destreza del que es vivo y más astuto
y aprendemos que es ser bruto contemplar la carretera,
sin cruzarla siquiera por el premio y atributo.
Que qué colmo, que no escucho
Y así piense que no es justo