Un día fui a cantar a prision de preventivas
cruzamos con atención por el metálico rastillo
había unos chicos en el fondo del corredor
espíando entre las rejas el resplandor de la calle.
El escenario esta vez esaba al borde del abismo
un tufo a hashish y sudor impregnaba el edificio
hacinados en el patio de Caravanchelle
doctorándose en maldades en la facultad del delito.
Tocamos hoy (en el ojo del huracán)
para presos sin condena (en el ojo del huracán)
también podemos tocar en medio del infierno (en el ojo del huracán)
donde el tiempo se congela (en el ojo del huracán)
el rock amargo sólo en el huracán
que es donde encierra sus vicios la soledad.
Atrapado salí esperando para el juicio
flotando en la ambigüedad, no inocentes, no convictos,
desconfiado me instruyeron sobre el error
malos tratos y violencia de nación colectiva.
Tocamos hoy (en el ojo del huracán)
para presos sin condena (en el ojo del huracán)
también podemos tocar en medio del infierno (en el ojo del huracán)
donde el tiempo se congela (en el ojo del huracán)
el rock amargo sólo en el huracán
que es donde encierra sus vicios la soledad.
Nunca lograré olvidarme de aquel lugar
ni de los ojos de los presos al vernos entrar
ni de que la palabra calle signifique libertad
libertad . . .
Por mucho tiempo que viva no podré olvidar (en el ojo del huracán)
para presos sin condena (en el ojo del huracán)
también podemos tocar en medio del infierno (en el ojo del huracán)
donde el tiempo se congela (en el ojo del huracán)
el rock amargo sólo en el huracán
que es donde encierra sus vicios la soledad.