Barrios interminables,
la ciudad no tiene fin
y se hace suburbio,
campo y pueblo.
La sangre de la arteria de Beiró ralenta
Y cambia de color y duerme la siesta.
Galerías desiertas,
bares de almohada
y un árbol de campo
en el cruce con el tren.
Barrios interminables,
la ciudad no tiene fin
y se hace suburbio,
campo y pueblo.
La orilla es el río,
la frontera es el centro.
La orilla es el río,
las calles más solas,
la traza más floja,
el damero sin fichas para ir a jugar;
cielo clásico, nubes de campo, luz de ruta
y una tierra rebelde que continuamente socava el asfalto.
La sangre de la arteria de Beiró,
La sangre de la arteria de Beiró, ralenta.
La orilla es el río,