Vivíamos el cándido espejismo.
Ingenuos, devorábamos sumisos ilusiones
creadas para nuestras inventadas
y justas necesidades.
Y entre anuncios que nos recordaban
que éramos felices, un disparo
de realidad
hablaba de explosiones, de tormentas,
de la guerra y del hambre.
Pero era un eco tenue, muy lejano, algo difuso.
La realidad termina donde acaba el espejismo.
Contentos con el miedo y endeudados, nos dormimos
mientras otros trazaban el futuro.
Pero a veces
sueño con romper el muro, el espejismo.
El mundo duele menos si te miro.
A veces dudo de estar cuerdo,
más aún, de estar vivo.
Intuyo que más allá del espejismo
más allá de este único camino,
existen nuevos paisajes,
tantas cosas por nombrar,
tantas por hacer,
todas contigo.
Un día despertamos entre gritos.
Se derrumbaron muros, diferencias
Supimos de la lucha y de la tragedia ajena,
de la vergüenza no televisada.
Tras la tormenta queda reinventar el mundo,
aunque haya quien hoy quiera levantar otro espejismo.
Do *:0-3-2-0-1-3