Los desiertos cruzaba,
con rumbo al río Negro.
Neuquen, y mas allá,
de Comodoro y de Gallegos.
Cuando trajo malambo,
en remolino, el viento.
Sangre hecha polvo
por el tiempo.
A la cual dí estos trazos,
con pretensión de versos,
que a la guitarra yo entregué.
Mandinga