Afuera el fr¡o arruga la ciudad
y el tiempo s¢lo existe para los que est n.
Deben ser cuatrocientos a¤os los que se van.
Las manos son ya ciegas de planchar un plan.
Sue¤o con escapar de este berenjenal
y el mar s¢lo lo vi en "de aqu¡ a la eternidad".
La encontraron dormida en una rama.
La encontraron perdida en cualquier plaza.
La encontraron dormida y con el alma lejos
Volando lejos.
Asola el pensamiento la agon¡a de pensar,