Con sin igual amor Cristo me ama,
su dulce paz en mi alma derrama,
ya pertenezco a él.
Ya pertenezco a Cristo,
¡cuán pura es su amistad!
Por las edades durará,
y por la eternidad.
Por mis pecados fui condenado,
mas hoy por Cristo soy perdonado;
ya pertenezco a él.
Mi corazón palpita de gozo,
Cristo es de Dios el don más precioso;
por redimirme su sangre dio,
ya pertenezco a él.
Espero sea de Enorme bendición para todos.