El pasto estaba tan verde en el campo ajeno,
un hombre sigue los pasos de un perro ciego
que va husmeando aire futuro, deseando verte,
el pasto era tan ajeno en el campo verde.
Vivías al ras de un pueblo de veinte casas,
el viento movía el molino y el tiempo pasa.
Ordeñabas una vaca con mucho uso
como una escena paciente del cine ruso.
Y tenías una vida y él en ella no cabía,
le dolía la mañana lo mataba el mediodía.
Y tu ausencia tan cercana, tu mirada que decía
que te vayas de este pueblo, que es inútil tu porfía
Y hecho Cristo en el arado el buey lo miraba feo
y él rezaba la plegaria del ateo.
Miraba al patrón riéndose en la ventana
y vos pasándole el mate y la marihuana.
Acariciaba el cuchillo, ahí en lo oscuro
y el día que lo mató fue en un duelo puro.
Se fue con su perro ciego huyendo lento,
a veces es el molino el que mueve al viento.
Y la vaca liberada y el buey sin yugo
te vieron morir de pena sin un verdugo.
Y tenías una vida y él en ella no cabía,
le dolía la mañana lo mataba el mediodía.
Y tu ausencia tan cercana, tu mirada que decía
que te vayas de este pueblo, que es inútil tu porfía.
Y hecho Cristo en el arado el buey lo miraba feo
y él rezaba la plegaria del ateo.