Después de haberme brindado
la dicha de tu presencia,
querida te has marchado
sumiendo mi alma en dolor.
El corazón destrozado
suspirando está tu ausencia,
porque te amé con vehemencia
me niegas hoy tu calor.
II
Sabrás que tras tu partida
añorándote he vivido
y olvidarte no he podido
vuelve, vuelve mi querida.
Por tantas penas sufridas
quiero recobrar la calma,
volvé querida del alma
a alegrar mi pobre vida.
I