Déjame, señor, mirarte bien por dentro
Entrar en tu corazón y dejarme seducir
Y que aumenten mis deseos de querer ser como tú
Conocerte internamente, amarte y seguirte más
Apostar mi vida junto a ti, déjame verte, señor
Amando hasta el extremo
Dejándote la piel
Entregando las entrañas
Tus entrañas de mujer
En una toalla y un lebrillo
En un acariciar los pies
En un mirarnos hasta el fondo
Sin nada que reprochar
Y sin nada que pedir
Y con tanto para dar
Yo, el maestro y el señor, ya no puedo amaros más
Pues como el padre me ha amado, así os he amado yo
Os dejo mi vida entera en este vino y este pan
Este pan que soy yo mismo que me parto y que me doy
Mi deseo es que os améis de corazón
Yo también os quiero ver
Amando hasta el extremo
Dejándote la piel
Entregando las entrañas
Tus entrañas de mujer
En una toalla y un lebrillo
En un acariciar los pies
En un mirarnos hasta el fondo
Sin nada que reprochar
Y sin nada que pedir
Y con tanto para dar