Una pava silva sin parar en una casa vieja,
Y una radio que no para de hablar fotos de otro tiempo,
Y en una silla desvencijada alguien soñaba que no murió,
era un viejo y sus ojos de niño que se inundaban de mar y de Dios,
y sus manos abrazan el aire, era un viejo, sus ojos y yo.
Era una casa discreta como de otra vida,
con huellas de haber querido, con señas de ser querida,
y en una cuna despatarrada dormía un niño sin comprender,
no sabía de pobreza ni de hambre, riquezas madre, comida también
y sus sueños endulzan el aire, era un niño, los sueños y yo.
(Igual al anterior)
Era un niño, los sueños y yo.
Era un hombre, mis manos y yo.
Era un viejo, tus ojos y yo.