Hecha un mar de lágrimas al verlo allí en la cruz.
Se acordó del niño que ella misma diera a luz.
Y entre el firmamento, y su mirada de dolor,
bien supo serle fiel a tanto amor.
No rompió el silencio cuando el Cielo se quebró.
Sólo besó sus pies y a Dios se lo ofreció.
Sin preguntar por qué
todos perdonó, pues entendió el amor.
Que Jesús predicó que su hijo predicó
Ella entendió el amor, que le enseñó.
Entre la llovizna, la tristeza y el temor,