Mérida es como el diamante que un joyero exquisito
engarzara en el jade de un regio pectoral;
Mérida es como una luna de fulgor infinito
que surgiera del seno de un bosque tropical.
Mérida es tibia cuna, como si fuera un nido
hecho de lampo y de seda para nuestro vivir;
¡Una madre amorosa que nos dice al oído
la canción de la tierra que nos habrá de cubrir!.