Band La Cabra Mecánica <img src="https://static.mimenor.com/images/flags-icons/es.svg" width="20" height="15" alt="es" title="es" onerror="this.src='https://static.mimenor.com/images/icons/empty.svg'"> > H

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Biografia Corre el año 93 cuando recogiendo la tradición de la rumba catalana y madrileña comienza a despuntar llenando a diario los garitos de Madrid el grupo "Maleza", embrión de lo que más tarde se convertiría en "LA CABRA MECANICA". Su fundador Miguel A. Hernando "Lichis" reúne en el barrio que influiría su música por siempre - Lavapies - a un montón de amigos junto a los cuales trabajó como bajista profesional para infinidad de grupos, y am ... plía la oferta de artistas de "LA CABRA MECANICA", desde la rumba a cualquier estilo o instinto musical imaginable. Durante los dos años siguientes el nombre de "LA CABRA MECANICA" comienza a sonar con fuerza en los mentideros musicales gracias a una música mestiza y promiscua, y a unas letras sinceras de las que sus fans corean hasta las comas. El éxito llega por fin a oídos de, en principio inaccesibles discográficas, y en 1997 el alubión de ofertas es increíble llevándose el gato al agua la compañía Dro East West para la que graban en el transcurso de ese mismo año lo que será el primer trabajo de la banda "Cuando me suenan las tripas", disco que recibe aplauso unánime de la crítica y que les convertirá en referencia ineludible del nuevo Pop español además de influencia para otros o solistas de éxito. A pesar de la repercusión de este primer trabajo "LA CABRA MECANICA" no desvirtuar su mensaje crítico y pone un exquisito cuidado en controlar la difusión y promoción de su trabajo, lo que a pesar de ir en detrimento de su éxito comercial, les convierte en un grupo para el que la palabra "Autenticidad" es mucho más que un eufemismo. En 1.999 graban su segundo disco, el polémico "Cabrón", un álbum decididamente anticomercial de una acidez corrosiva conservando el ingrediente básico de la música de "LA CABRA MECANICA", el humor inteligente. "Cabrón" contiene una riqueza tanto en lo musical como en los textos que hace imposible una valoración exacta a la primera escucha siendo uno de esos discos que siempre se redescubren. Con "Cabrón" "LA CABRA MECANICA" vuelve de gira cosechando nuevos fans en sus conciertos en directo, tocando también junto a "Celtas Cortos" durante el verano de 2.000. "LA CABRA MECANICA" es una apuesta arriesgada e innovadora por el humor, la inteligencia y el sano entretenimiento que poco a poco pero de forma imparable está logrando el sitio que ya hace tiempo le corresponde "VESTIDOS DE DOMINGO" " TU QUE ERES TAN GUAPA Y TAN LISTA/ TU QUE TE MERECES / UN PRINCIPE Y UN DENTISTA/ ¡TU!" "La lista de la compra" es una de ESAS canciones. Esas que vuelves y vuelves a poner sin cansarte, que se te incrustan en el cerebro y en el corazón, que te agitan el cuerpo según se acerca el estribillo, el estribillo que te da subidón y te reconcilia con lo que te rodea. Además, gloria bendita lo de recuperar a María Jiménez, fiera de rompe y rasga. Y hablando de merecimientos: ¿nos merecemos realmente un grupo como LA CABRA MECANICA? Ocurre que éste país es la hostia. Y lo que se diga del país, puedes aplicarlo a su mercado musical. Que es una tómbola o una lotería, premios gordos para unos pocos y vuelva-a-intentarlo para el resto. Vende barbaridades un trovador crápula como Joaquín Sabina, perfecto. También ocurre lo mismo con un suburbial grupo rockero-rumbero, Estopa: OK. A su modo, también triunfa un pies negros, un poeta del lado chungo de la vida como Robe Extremoduro. Y el pop gitano de Ketama y las vísceras en exposición de Andrés Calamaro, y... Por debajo, en la cuerda floja del ¿llegaré al disco de oro?, quedan algunos de los más grandes talentos españoles: Kiko Veneno, Albert Plá, Víctor Coyote, Los Especialistas. Fuera de los focos mediáticos, demasiados monstruos como La Cabra Mecánica. No, no hay justicia ni nada que se le parezca. Es legítimo mencionar esos nombres, los dorados y los infravalorados. Todos ellos tienen paralelismos, afinidades, puntos de contacto con La Cabra Mecánica (en el caso de Estopa, la influencia viaja en dirección contraria: dicen que los hermanos Muñoz devoran los discos de La Cabra Mecánica). Miguel Angel Hernando Trillo, alías Lichis, no tiene inconveniente en reconocer deudas, rara especie dentro de un mundillo musical donde los chicos de la portada pretenden ha cernos comulgar con el mito de la inmaculada concepción de su arte. De hecho, a la mínima oportunidad, Lichis añade otros nombres nada obvios: Charly García, Fito Páez, Los Redonditos de Ricota y demás titanes argentinos que gustan del riesgo. Tras su debut, La Cabra Mecánica fue encajonada en el mostrador del rock mestizo. Puede que fuera una grave equivocación. Lichis viene de Lavapiés, el más internacional de los barrios madrileños, donde se puede cambiar de continente al cruzar de acera. Uno opta entre una tetería árabe, una taberna punky, un antro flamenco, un bar latino, un restaurante africano. Y eso es lo que hace Lichis. Elige la forma musical para cada ocurrencia, diferentes trajes para contar cada desgarro: blues, tango, pasodoble, rock, bossa, rumba, son, country, rock de cualquier pelaje. El nombre del juego es eclecticismo, no fusión meditada. Lichis ha oído todo, ha tocado todo (fue músico de "orquesta pachanguera") y eso le permite manejar con sabiduría todos esos palos. Lo que importa en La Cabra Mecánica es su punto de vista y el ardor con que se expresa. Lichis se retrata como un enamorado del amor, aunque conozca sobradamente sus trampas: "cuando vuelve el amor/ como por encanto/ todo el mundo parece más guapo y mejor/ y es más difícil distinguir al enemigo". Enamorado sin ilusiones, Romeo de lengua cortante: "hay que tener un corazón que se te salga del pecho/ aunque a veces pareciera/ que se te revienta el tórax/ si te vas/ lloraré como una niña tonta/ si te vas de verdad/ no me dejes por medio tus cosas/ ¡puerta!/ y mucha mierda". En anteriores discos, La Cabra Mecánica mordía a derecha y a izquierda, cual doberman furioso: no es extraño que los programadores cobardes y los críticos exquisitos salieran corriendo, "éste tipo es un grosero". En "Vestidos de Domingo", se prescinde del feísmo. La rabia y la ironía hiriente deja lugar a la observación certera ("es la falta de amor/ la que llena los bares"), a la que puede seguir una ráfaga de lirismo callejero: "son tus labios para mi/ un plato de calamares". Lichis domina la parla cotidiana y la ira que dirige el dedo hacia la llaga: "que bonito es el mar/ cuando lo miro a tu lado/ olvido las pateras/ las mareas negras/ los alijos incautados/ la playa donde se dejan/ morir las ballenas/ este infumable plato combinado". De-vas-tador. No aspira Lichis a medallas de poeta de academia. La suya es la pulsión por renovar el saco de las metáforas, por autenticas realidades contemporáneas que quedan fuera del radar de los literatos. Ese tango llamado "Calcamonía", donde el protagonista recurre a lo que sea para apagar el dolor: "hoy hay nieve en el infierno/ y además bien baratita/ el fuego de mis entrañas/ necesita dinamita". Si no sabes de lo que habla, bendito seas y vuelve a La Oreja de Van Gogh. Y esto es una hoja de promoción, así que vendemos la pescadilla. Que se sepa que "Vestidos de Domingo"es el tercer CD de La Cabra Mecánica, la continuación de "Cuando me suenan las tripas" (1997) y "Cabrón" (1999). Que se nota aquí la (eficaz) producción de Alejo Stivel. Que no es típico disco "all stars" pero sí se contó con amigos como El Pechuga, Daniel Higiénico, Arístides Moreno y la indestructible María Jiménez. Y que sí, que está claro que "Vestidos de domingo" colocará a La Cabra Mecánica en lo alto de la escalera. A ver quién se resiste a la "Fábula del hombre lobo y la mujer pantera", como quedarse indiferente ante "Angel de la guarda", quién podrá dejar de unirse al "Sha la la". Caso contrario, peor para éste país. Con nuestra natural exageración, corearemos aquello de "no hay derecho" y "no tenemos remedio". Nos consolaremos a altas horas de la noche con nuestro secreto: La Cabra Mecánica. Ni jaulas ni peceras 2003 Repitiendo productor (con la impagable labor del gran Fernando Polaino dirigiendo sobre el escenario), Lichis pone cuerpo y mente al servicio de la grabación de un disco en directo. Cuerpo, porque no se da un respiro después de la extenuante gira de Vestidos de domingo; y mente, porque pone todas sus ilusiones en reunir una banda de excepción para grabar un excelente disco en directo en el Teatro Jacinto Benavente de Galapagar (enclavado en la sierra madrileña). El resultado es un disco de impecable factura con un auténtico dream team sobre las tablas del escenario. Piti, Kanevski, David, Tamayo, Pineda, Candy, Polaino, José Bruno, Rodney, Antonio... en una noche de magia e inspiración registran uno de los mejores discos en directo de los últimos años, apoyando su maestría en la interpretación sobre un repertorio genial que repasa la historia de La Cabra Mecánica. Ismael Serrano y Javier Ruibal se suman a la fiesta, en la que ocupa un lugar muy especial Juan Antonio Canta, de cuyo tema "Copla del viudo del submarino" es interpretado como sentido homenaje. A última hora, con el disco a punto de masterizarse, se cuela una canción que cambia la historia del disco. Es un tema que Lichis compone para una campaña de la ONCE y que de nuevo significará un antes y un después. El título, "No me llames iluso", se convierte en santo y seña de conversaciones populares y, muy a pesar del protagonista de esta historia, engulle el verdadero motivo, que es el directo. Y otra vez más, un demoledor verano, lleno de citas y conciertos (vuelven a batir el record de la gira más extensa, establecido precisamente por el grupo en su gira anterior, Vestidos de Domingo), tras el que llega la calma. Traslado a Barcelona, estudio, trabajo y mucha paciencia, se acerca Hotel Lichis. See more [+]