Era de noche y lloviendo
junto al fogón la peonada
el patrón Rosendo, narra,
su vida como de un cuento
yo era peoncito me acuerdo
sentí torear a los perros
el fatigado resuello
de la hacienda en alboroto
y el relincho de los potros
y el sonar de los cencerros.
Arrieros de mis albores
me fui rodando ese día
Por eso hay en mi guitarra
bullicio de pulpería
Hoy estoy en mi guarida
y vivo a la que me importa
La rueda quedó en silencio
la noche estaba lluviosa
entre puntear de guitarra
y rasguido de milonga
se oyó chiflar la tropilla
del viejo Segundo Sombra.