El Sol salía siempre por su lado de la cama,
celoso por el roce de la almohada.
Tejía los abrazos como flores de Naranjo,
Y daba de comer al hambre que te da el querer,
se refugiaba del ayer peinando las mañanas.
Escribo al cuerpo que envolvió lo que ahora soy
y a las cenizas de su olor.
Secaba al caminar la soledad en las miradas,
Escribo al cuerpo que envolvió lo que ahora soy
y a las cenizas de su olor.
He buscado su recuerdo en otro ser,
y ya no encuentro más respuestas que en mi piel.
Somos el agua que besé, un golpe contra el suelo.
Seremos llanto y raíces quebrando la voz,
para velar nuestro adiós en una canción.
Añoro su danzar camino de la luna llena,