Caímos juntos, barranca abajo,
éramos tres del barrio y uno de la Villa veintidos.
Un pobre pobre, un pobre diablo,
nosotros éramos los niños endiablados del amor
de las familias más argentinas,
no nos dormimos sin rezar el Padre Nuestro al redentor.
El niño ausente, el proletario,
tengo veintemil años,
y estoy en el aire.
Yo le bajaba los pantalones
y estoy en el aire,
estoy en el aire,
estoy en el aire.