A los que se pregunten, y a los que te pregunten
si aún tengo leña para tu hoguera,
cuentales un poquito, no digas todo, niña hechicera.
Diles que eres la cuerda, la cuerda que hace bailar mi trompo,
y hoy te pido me perdones si emocionado el silencio rompo.
Nada mejor que el compas de tu cadera,
ni mas Bello que tus valles y tus volcanes,
niña hechicera.
Nada mejor que el vaiven de nuestros cuerpos
y no hay que decirlo todo
no sea que caigan de envidia muertos.
A los que se pregunten, y a los que te pregunten